07 Aug
07Aug

Los miércoles a las 20:30hs, El Tinglado (Mario Bravo 948) se transforma en un tribunal moral donde no hay veredictos fáciles. "Puntera de Acero", bajo la dirección de Carlos Kaspar, toma la premiada obra canadiense "Cherry Docs" de David Gow y la trasplanta al áspero terreno del conurbano bonaerense, creando un espectáculo que funciona como un bisturí social. 

La historia es tan simple como perturbadora: Daniela Dunkelman, interpretada con notable intensidad por Romina Pinto, es una defensora de oficio que debe enfrentar el caso más complejo de su carrera. Su cliente, Miguel —un neonazi encarnado por Iván Steinhardt, quien también firma la adaptación—, ha cometido un crimen de odio que conmocionó a la opinión pública. Entre estos dos mundos antagónicos se desarrolla un duelo psicológico que trasciende lo jurídico.



 Steinhardt realiza un trabajo de adaptación inteligente al argentinizar los conflictos sin perder la fuerza dramática del original. Su Miguel no es un estereotipo bidimensional, sino un personaje complejo cuyo fanatismo se construye con capas de resentimiento social y familiar. Por su parte, Pinto compone una Daniela que encarna las contradicciones de la sociedad liberal contemporánea: madre, judía no ortodoxa, vecina de Once, debe defender aquello que más rechaza. 

La puesta de Kaspar merece un reconocimiento especial. Su dirección logra mantener la tensión dramática constante sin caer en el sensacionalismo. Los encuentros entre abogada y cliente se suceden como rounds de boxeo, donde cada intercambio verbal es un golpe certero. La escenografía resuelve con economía de medios la multiplicidad de espacios, mientras que el diseño de luces y sonido potencia los momentos climáticos sin resultar artificiosa. 

Lo más valioso de "Puntera de Acero" es su negativa a ofrecer respuestas sencillas. La obra no busca redimir al criminal ni satanizar a la defensora, sino explorar las grietas por donde se filtra el odio en nuestra sociedad. Los diálogos, densos en contenido psicológico, revelan las motivaciones profundas de ambos personajes sin justificar sus acciones, manteniendo al espectador en una incómoda posición de testigo crítico. 

El trabajo actoral de Pinto y Steinhardt resulta ejemplar. Ambos intérpretes se sumergen completamente en sus roles, transmitiendo tanto la dureza superficial como las vulnerabilidades íntimas de sus personajes. Pinto construye una Daniela creíble en su compromiso profesional y su conflicto interno, mientras Steinhardt logra el difícil equilibrio de hacer detestable pero humano a su Miguel. 

La obra funciona como un dispositivo de reflexión sobre temas urgentes: los crímenes de odio, la xenofobia, los límites del sistema judicial y la responsabilidad social frente al extremismo. En tiempos donde el discurso del odio se normaliza en redes sociales y medios, esta pieza resulta necesaria y pertinente. 



El final, deliberadamente abierto, rechaza la catarsis fácil y deja al público con preguntas incómodas. "Puntera de Acero" es teatro de ideas en su mejor versión: inteligente sin ser pedante, provocativo sin ser gratuito, local sin perder universalidad. 

La Compañía El Vacío Fértil logra un espectáculo que trasciende la mera representación para convertirse en una experiencia de reflexión colectiva. Una obra imprescindible que merece recorrido en instituciones educativas y espacios de debate. El teatro como conciencia crítica de la sociedad encuentra en esta propuesta uno de sus mejores exponentes.



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