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Lilo y Stitch (2025): Un remake que navega entre la nostalgia y los tiempos modernos

Disney vuelve a apostar por la fórmula del live-action con Lilo y Stitch, dirigida por Dean Fleischer Camp, conocido por Marcel the Shell with Shoes On. Esta nueva versión híbrida de acción real y CGI intenta capturar la magia de la película animada de 2002, pero el resultado es una obra que, si bien mantiene el corazón de la historia original, presenta modificaciones que no siempre benefician al conjunto. 

La premisa fundamental permanece intacta: Lilo Pelekai, una niña hawaiana marcada por la pérdida de sus padres, adopta a Stitch (Experimento 626), un extraterrestre fugitivo diseñado para sembrar el caos, creyendo que se trata de un perro común. Junto a su hermana mayor Nani, ahora convertida en su tutora legal, Lilo enseña a Stitch el verdadero significado de ohana mientras el alienígena ayuda a sanar las heridas de esta familia disfuncional. 



El cambio más evidente radica en la actualización temporal. Mientras la película original transcurría en 2002, esta versión se sitúa en la actualidad, incorporando referencias a teléfonos móviles, redes sociales como TikTok y una banda sonora que, aunque conserva los clásicos de Elvis Presley, incluye ahora a artistas contemporáneos como Bruno Mars. La icónica "Hawaiian Roller Coaster Ride" recibe una reinterpretación a cargo de Iam Tongi y el coro infantil de Kamehameha Schools, mientras se añade una canción original titulada "He Lei Pāpahi No Lilo a me Stitch". 

En el aspecto visual, la transición del colorido estilo 2D original hacia la combinación de actores reales y CGI presenta resultados dispares. Si bien el trabajo de efectos especiales con Stitch y los elementos alienígenas merece reconocimiento, la estética general pierde parte de la expresividad caricaturesca que hacía tan memorable al filme animado. El minimalismo visual adoptado, aunque pulcro, resulta menos vibrante que su predecesor. 

El reparto muestra cambios significativos que impactan en la narrativa. Maia Kealoha asume el papel de Lilo, mientras Sydney Agudong interpreta a Nani, las interpretaciones mas acartonadas y sobreactuadas del elenco. Chris Sanders regresa como la voz de Stitch, acompañado por Zach Galifianakis (Jumba), Billy Magnussen (Pleakley) y Courtney B. Vance (Cobra Bubbles), estos dos últimos son una dupla genial y suman los momentos de mayor humor. Tia Carrere y Amy Hill, voces originales de la versión animada, regresan en nuevos roles como Mrs. Kekoa y Tūtū respectivamente. 

Una de las decisiones más controvertidas es la transformación del personaje de Cobra Bubbles, ahora dividido en dos figuras: una trabajadora social tradicional y un agente de la CIA. Esta modificación, junto con la eliminación completa del Capitán Gantu por restricciones presupuestarias, altera la dinámica original de manera innecesaria. 



La película profundiza en aspectos emocionales que la versión animada trataba con mayor sutileza. El impacto de la tragedia familiar se explora con mayor detalle, y el personaje de Nani recibe un desarrollo más extenso, destacando sus aspiraciones como surfista y bióloga marina, así como los sacrificios que debe realizar. Sin embargo, estas modificaciones no siempre fortalecen la narrativa; particularmente problemática resulta la alteración de la motivación de Nani respecto a la custodia de Lilo, que diluye uno de los pilares emocionales de la historia original. 

El humor de Stitch ha sido adaptado para conectar con las nuevas generaciones, aunque esta actualización no siempre resulta efectiva. Muchas de las escenas icónicas de la película original fueron descartadas en favor de secuencias que, lamentablemente, no poseen la misma fuerza emotiva. 

A pesar de sus deficiencias, Lilo y Stitch (2025) conserva elementos valiosos: el vibrante escenario hawaiano, la importancia de la identidad cultural y el mensaje central sobre la familia elegida. Las actuaciones de las protagonistas, aunque en ocasiones sobreactuadas, mantienen la esencia de sus personajes, y el trabajo de CGI con las criaturas alienígenas resulta convincente. 



En definitiva, esta remake se presenta como una obra competente pero innecesaria, que navega entre el respeto hacia el material original y la necesidad de modernización, sin lograr el equilibrio perfecto que habría elevado la propuesta más allá de ser un mero ejercicio nostálgico con pretensiones contemporáneas. 

Calificación: 6/10