Cristian Dominguez
31 May
31May

En el Teatro El Popular, Chile 2080 (entre Rincòn Y Sarandì), cada domingo a las 18 hs, Los CometaBrás nos invitan a embarcarnos en un viaje temporal que desafía toda linealidad. "Fragmentos del Caos", la nueva propuesta de Leandro Rosati, se erige como una obra que trasciende las convenciones teatrales para adentrarse en los laberintos de nuestra contemporaneidad fracturada. 

La premisa es audaz: el tiempo se ha quebrado, y por esas grietas emergen los fantasmas de lo que creíamos enterrado. La obra articula tres universos paralelos que funcionan como espejos deformantes de nuestra realidad: un siniestro concurso televisivo donde los participantes ofertan sus órganos a cambio de viajar al pasado, un grupo de actores ensayando sin conocer su destino bajo las órdenes crípticas de un productor invisible, y una radio clandestina que transmite desde un mundo post-apocalíptico donde el cambio climático ha redefinido la civilización. 



Esta estructura fragmentaria no es casual sino programática. Los CometaBrás comprenden que vivimos en una época de narrativas rotas, donde la pandemia, la tecnología y la naturalización de la violencia han alterado nuestra percepción temporal. La obra no intenta recomponer estos fragmentos sino habitarlos, explorarlos desde el humor negro y la ironía mordaz que caracterizan al grupo. 

Leandro Rosati demuestra una madurez artística notable en su doble rol de autor y director. Su propuesta escénica es arriesgada pero coherente, logrando que la aparente dispersión narrativa encuentre unidad en el ritmo y la atmósfera. La dirección no teme a los silencios incómodos ni a los momentos de mayor extravagancia, manteniendo un equilibrio delicado entre el absurdo y la reflexión crítica. 

La puesta en escena evidencia una comprensión profunda del teatro varieté que caracteriza a Los CometaBrás, pero actualizada con una conciencia política más aguda. Los cambios de registro entre lo cómico y lo inquietante están calibrados con precisión, evitando que la obra caiga en el mero entretenimiento o en la solemnidad panfletaria. 

Bajo la dirección de actores a cargo de Damián Calvo y Teresa López, un cuarteto actoral conformado por Dalila Real, el propio Leandro Rosati, Marcela Trajtenberg y Seba Tutt despliega un trabajo coral ejemplar. Cada intérprete asume múltiples roles con una versatilidad que habla de años de trabajo conjunto y comprensión mutua. Trajtenberg sobresale particularmente en su papel de androide presentadora, encontrando la justa medida entre lo mecánico y lo perturbadoramente humano. Rosati, Trajtenberg y Tutt completan un ensamble donde las individualidades se potencian sin competir. 

Los elementos técnicos merecen mención especial. La música, pilar fundamental del teatro musical que practican Los CometaBrás, funciona no solo como acompañamiento sino como elemento narrativo. Los arreglos originales dialogan inteligentemente con el texto, creando atmósferas que van de lo inquietante a lo esperanzador. El vestuario logra transmitir la estética distópica sin recurrir a efectismos baratos, mientras que la iluminación acompaña con sutileza los cambios temporales y de registro. 



Esta última propuesta confirma que Los CometaBrás, después de cuatro décadas de trayectoria, siguen encontrando formas renovadas de interrogar el presente. Esta obra no ofrece respuestas fáciles ni consuelos baratos; en cambio, nos confronta con nuestras propias contradicciones y miedos. 

En tiempos donde el arte parece oscilar entre el escapismo y el panfleto, esta propuesta encuentra un tercer camino: el del humor inteligente que no evade la realidad sino que la aborda desde una perspectiva que permite tanto el disfrute como la reflexión. "Fragmentos del Caos" es, paradójicamente, una obra ordenada en su desorden, necesaria en su incomodidad y profundamente humana en su aparente frialdad distópica.

El teatro, cuando funciona, nos devuelve una imagen transformada de nosotros mismos. En este caso, esa imagen es fragmentaria, inquietante, pero también llena de una vitalidad que resiste a cualquier apocalipsis. Una propuesta imprescindible para entender no solo hacia dónde va nuestro teatro, sino hacia dónde vamos como sociedad.

Prensa: Adriana Schottlender




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